15 de noviembre de 2010

Erase una vez...(III)


Otra de las historias que les voy a contar, en esta ocasión, se titula: La espera del día glorioso.


Pablito solía ser uno de esos chavales a quienes les encanta la naturaleza. Además él tenía suerte, ya que vivía en un pueblecito situado en uno de los bosques más grandes y verdes de toda la región. Pablito fue creciendo y con el tiempo se iba convirtiendo en un muchacho responsable y organizado. 

Un día, de vuelta a casa, tras haber ayudado a su abuelo a trabajar en su pequeño huerto, vio a toda la familia reunida en torno a la mesa del comedor. 

Su madre estaba llorando, y sus hermanas pequeñas, con lágrimas en los ojos estaban abrazando a su mamá. Pablito no sabía qué era lo que pasaba; asique miró a su padre para ver si él podía explicarle qué era lo que ocurría. Y así fue. El padre de Pablito le enseñó el periódico de ese mismo día. 


En el titular, y en primera página ponía: Finalmente estalla la guerra.
En ese mismo momento, Pablito se quedó pálido. Por su cabeza, no pasaba ningún pensamiento. Se quedó bloqueado. Al final, Pablito volvió a la realidad y se reunió con su padre en otra sala. Éste le contó que toda la familia debía abandonar el país; pues estaban en peligro y debían ponerse a salvo. 


Pablito abandonó su maravilloso pueblo, para ponerse a trabajar con su padre y su abuelo en otro país. Y desde ese momento, Pablito no hace más que desear que llegue el día en el que todo pase y regrese de nuevo a su antigua vida.



¿Creen que hay esperanza para todas aquellas personas que han tenido como  Pablito en el cuento que abandonar su país por cuestiones bélicas?

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